Allende los encinares y alcornocales que arraigan al norte de la provincia de Córdoba encontramos un pueblo cuyo topónimo procede de la advocación mariana que allí veneran con fe, Villaviciosa.
Dicha devoción, originaria del enclave portugués conocido como Villa-Viçosa, propiciaría la creación de la actual población que desde siglos (existe documentación datada de finales del S.XV) surgiría alrededor de su ermita. Dicha ermita presenta una portada barroca, con un azulejo de la Virgen.
La leyenda sobre la imagen cuenta que en la zona del Alentejo portugués unos campesinos descubrieron una caja en cuyo interior estaría la imagen original (no olvidemos que esta se encuentra en el altar mayor de la Catedral de Córdoba, siendo la de la ermita una réplica).
Comenzaron a rendirle culto y la devoción a Nuestra Señora se fue haciendo cada vez mayor, si bien con el transcurso del tiempo cae en el olvido casi extinguiéndose.
Un vaquero conocido como Hernando, movido por la fe que procesaba a dicha imagen, recató a la virgen en su zurrón y emprendió camino a Córdoba, depositando esta en la oquedad de un alcornoque.
Los caballeros portugueses, en desquite, buscaron y encontraron el paradero de la imagen bendita y la arrebataron. Por si fuese poco apresaron a Hernando, el cual condenando a muerte, imploró a la Virgen para que semejante desmán no se llevara a cabo.
Y tal que fue así, prosigue la leyenda, el piadoso hombre fue liberado de la cárcel en la misma mañana de la ejecución, retornando la imagen a su lugar en el pueblo.
Los estupefactos caballeros emprendieron camino de vuelta encontrando a Hernando ante la Virgen. Una vez más tomaron la imagen y tras días de camino descubrieron que no se había alejado lo más mínimo de aquel lugar.
Tomados por milagros semejantes hechos, aquellos portugueses suplicaron perdón a aquel devoto vaquero, cediéndoles sus pertenencias para que con el ingreso que obtuvieran de ellas erigieran una ermita para Nuestra Señora.
Este enclave sería testigo de como diversas aldeas con sus gentes trasladarían su hogar alrededor del lugar levantando con anhelo dicha ermita que cobijara aún más a la imagen.
Volviendo a la imagen villaviciosana, hay decir que esta fue coronada canónicamente en 1988. Cabe destacar que el año anterior fue fundada la hermandad como tal, deduciendo que el hecho de que en tan poco tiempo la imagen obtuviera tal distinción es sólo sinónimo de la inmensa y egregia devoción que procesan sus vecinos.
La imagen procesiona sobre un trono portado por sus hermanos. La talla aparece bajo un pequeño baldaquino y esta a su vez sobre una nube con querubines flanqueados por ángeles. Debajo de la Virgen encontramos una media luna en recuerdo del pasaje bílico del libro del Apocalipsis. Bajo esta se encuentran los pastores de la leyenda.
Las diversas imágenes que a día de hoy toman advocación de Villaviciosa son una muestra de la relevancia de esta misma.
Nuestra formación tiene el beneplácito de acompañar tanto a la imagen de la capital como a la mencionada anteriormente, a raíz de la Magna Mariana que se celebró en 2015.
El acompañamiento para este día contiene obras de gloria y alegres, sin olvidar su propio himno elaborado por Antonio Reina en 1988.