In memoriam

En este apartado queremos tener siempre muy presentes a dos grandes músicos y personas que en el año 2015 nos dejaron: nuestros amigos y compañeros Alfonso López y Cayetano Moraño. Fueron esposos, padres y amigos ejemplares. Exponemos a continuación una breve reseña de cada uno de ellos.

Cayetano Moraño Sánchez

Nació en Hinojosa del Duque (Córdoba) en 1933. Se inició en la música con once años. Recibió clase durante los siete años que estuvo en la banda de su pueblo, con el director, mi padrino, y por el que sus padres le llamaron Cayetano. Allí tocaba el fliscorno. Descayetano-001pués hizo oposiciones de paisano para el ejército. Al no haber plaza en Córdoba, pidió destino a Sevilla, donde estuvo dos años muy buenos en el Regimiento Soria nº 9, que entonces estaba dirigida por Mas Quiles, y en la cual llegó a tocar dos veces tras la Esperanza Macarena. Tras esto se trasladó a Córdoba en el Regimiento de Lepanto nº 5, cuyo director era Pedro Gámez. Este tiempo como músico lo compatibilizó con su oficio como impresor gráfico. Pasó a formar parte tiempo después de la Banda de la Cruz Roja (Córdoba), en la que estuvo veinte años, con la que acompañó durante un tiempo a la Hermandad de la Misericordia.

Ya en los años 70, empezaron sus primeros contactos con la Banda Municipal. En un principio por su horario laboral de la imprenta, no pudo compatibilizar su participación en la banda, hasta que en 1974, bajo la batuta de Luis Bedmar, entró contratado como trombón. Así estuvo durante siete años, cuando se presentó a las oposiciones, obteniendo plaza de funcionario hasta su jubilación.

Era una persona tremendamente familiar, muy atento con todos y con permanente actitud de acogida y cariño con su esposa Anuncia y sus hijos.

Fue en 2004 cuando ingresó en nuestra banda, con muchísima ilusión, tras un período de inactividad musical. Gracias a su hijo José Luis y a su nieto, que ya formaban parte de la banda, le convencieron para ello. Persona afable y cordial, siempre tuvo palabras de aliento a los jóvenes especialmente, a los que animaba a que aprendieran música en el conservatorio. Mostraba gran dominio y maestría interpretando el fliscorno (que era su instrumento de toda la vida), y nos deleitó en numerosas ocasiones a todos los que tuvimos la suerte de compartir estos once años con él como compañero. El 26 de noviembre de 2011, coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de nuestra banda, le ofrecimos un homenaje que tuvo lugar en el Oratorio de San Felipe Neri, y que para él supuso una gran sorpresa y alegría. Nos dejó de manera inesperada, y hasta última hora estuvo participando activamente en casi todas nuestras actuaciones y actividades, con la misma ilusión que aquel niño que empezaba…

Alfonso López Díaz

Nacido en Villacarrillo (Jaén) en el año 1950, era policía nacional en Segunda Actividad. Enamorado de su tierra de adopción, Córdoba, donde vivía desde hacía ya casi cuatro décadas, nunca perdió sus raíces jiennenses, ya que fue alfonsolopez-001miembro activo de la Casa de Jaén en Córdoba y aprovechaba sus vacaciones y tiempo libre para retornar a su pueblo natal en cada ocasión posible, en especial en las fiestas del patrón, el Cristo de la Vera Cruz. Sus grandes pasiones en la vida han sido su familia, su trabajo y la música.

A su inseparable esposa, compañera, amor y devoción, Feli Martínez, la conoció hace 45 años, de los cuales 40 de ellos han sido un fructífero matrimonio de cuyo amor nacieron sus hijos, de los que estaba profundamente orgulloso y hacia los que nunca le faltaban elogios llenos de fundamento cuando salían a relucir en la conversación amable y fluida que gustaba tener con sus amigos. Trabajador incansable, aprendió el oficio de mecánico con tan sólo 14 años. Tras la licencia en la mili ingresó en la Policía, destinado en Moratalaz. En 1978 aprueba una plaza por oposición de mecánico de automóviles (cuerpo de Policía Nacional) y elige destino en Córdoba, por ser el lugar más cercano a su pueblo: a su gente y a sus olivos que más que trabajo, como él reconocía, “le daban la vida”.

Músico con afición desmedida, comenzó tocando la trompeta y el fliscorno en la banda de su pueblo con tan sólo 8 años. Marchó a la “mili” con 20 años con destino al Cuartel de Tablada (Sevilla). Fue en aquella ciudad donde asistió a clases de solfeo y fliscorno en el conservatorio y dentro del ambiente musical, era aconsejado por su paisano y amigo Pedro Gámez. En sus tiempos de permiso y llamado por su afición a la música y por los toros, llegó a tocar la temporada taurina completa con la Banda del Maestro Tejera. Posteriormente, su gran pasión musical quedaría latente hasta el año 2005, cuando la retoma intensamente al entrar a formar parte de nuestra banda de música. Durante estos diez años de componente de la banda de música su huella ha marcado profundo, habiendo forjado nuevas amistades de todas las edades, que encontraban en él tanto a un amigo como también el espejo donde mirarse. En la banda ha tocado el fliscorno además de realizar otras labores como impartir clases a nuevos componentes y sobretodo hay que nombrar su destacada labor como archivero, que él mismo reconocía que era su “debilidad”, con un encomiable trabajo de orden, y una adaptación a las nuevas tecnologías digna de alabanza.

Se marchó en paz, rodeado del amor de su familia y del cariño de sus amigos y con muchos proyectos e ilusiones pendientes que a buen seguro cuidará -con el mismo cariño y esmero que ponía en cada cosa que emprendía- desde arriba para que se cumplan.

Rafael Muñoz Caravaca

Nació en Castro del Río el 12 de agosto de 1932. Su afición por la Música se desarrollará de manera temprana, en tanto con apenas 14 años ya se incorporará a la Banda Municipal de su localidad con el que será su instrumento predilecto y querido desde entonces, el clarinete. Fruto de ese empeño, pasará en poco tiempo de ostentar la segunda voz de dicho instrumento a tener la voz primera. Esta realidad, la compaginará con sus estudios en contabilidad en Castro del Río.

Andando el tiempo, y ya en 1960, se desplazará a la capital cordobesa, dejando atrás la formación musical castreña, comenzando en Córdoba una nueva etapa laboral como empleado en una tienda de electrodomésticos. Contrajo matrimonio en Castro del Rio con Pilar Navajas, fruto del cual nacieron dos hijos.

Con la entrada del nuevo siglo, nuestro querido Rafael obtendrá su merecida jubilación, si bien no será hasta el año 2010 cuando retome de nuevo su clarinete y pase a formar parte de nuestra Banda de la Esperanza. Todo ello de la mano de su hermano Antonio, componente de la misma.

Cabe destacar que, en dicho ingreso, Rafael Muñoz contaba ya con 78 años de edad, permaneciendo como componente hasta el año 2020. Será el 18 de marzo de 2023 el día que Nuestro Señor lo llamó a su presencia a la edad de 90 años.

La historia de Rafael, como queda demostrado, señala a la perfección como la edad no es óbice para disfrutar de la Música si existe actitud y pasión por la misma. Lo recordaremos llegando a nuestro antiguo local de ensayo en la calle Escañuela con absoluta puntualidad o acompañado de su querido hermano Antonio.

JOSÉ LUIS MORAÑO ROMERO

Nacido en Córdoba el  31 de julio de 1960,  creció en un entorno muy familiar, donde su padre, Cayetano -el cual tuvimos el inmenso honor de tener como miembro en nuestra banda- llevaba la música a casa, ya fuese con el fliscorno, la trompeta o el trombón. José Luis, no obstante, decidió emprender su aventura musical al lado del saxofón.

Dedicó su vida a diversas actividades laborales, manteniendo siempre vivo su amor a la música y a la familia. Esta, ha sido el pilar sólido sobre el cual construyó toda una vida junto a su esposa Mariló, con quien contrajo matrimonio el 8 de diciembre de 1988, siendo un ejemplo de bondad, cariño y cuidado mutuo como pareja comprometida, enamorada y luchadora.

La llegada de su hijo, también José Luis, supuso un nuevo impulso en sus vidas y, fruto de ello, sería la victoria en las oposiciones del Ayuntamiento de Córdoba, dedicando más de 20 años a “sus niños” del CEP Virgen de la Esperanza, donde se sintió como un miembro más de dicha comunidad educativa, no dudando lo más mínimo en abrir las puertas de tan mágico lugar para diversos ensayos de nuestra formación.

Si bien nuestro querido amigo anduvo algo alejado de la música, volvió a desenfundar su saxofón para acompañar a su hijo a las clases de conservatorio, formando parte incluso de la banda de este, gracias a la ayuda de su director D. Manuel Pérez.

Recién retomada dicha actividad, se adentrará en una nueva aventura musical como miembro fundador de la Banda de la Esperanza, animando a su padre Cayetano y a su querido hijo para que también formasen parte de la misma. Así, consiguió reunir sus tres pasiones en una misma para el resto de su vida: fe, familia y música.

Respecto a su vinculación con la Hermandad de la Esperanza, se remonta a sus años de juventud, habiendo sido hermano, nazareno y, posteriormente, costalero del palio de la Virgen de la Esperanza durante más de 10 años, siempre teniendo la Fe presente en la vida familiar y en su devoción musical.

Innumerables ensayos, conciertos, y procesiones quedarán en nuestra memoria junto José Luis, así como sus innumerables gestos de entrega hacia sus compañeros que entre tan cariñosas palabras rememoran siempre su figura. Así, y junto a otros músicos, nos acompaña en la memoria y en el corazón, ya presentes en la orquesta del Padre.

Los comentarios están cerrados.