Entrevista a D. José de la Vega Sánchez

delavega¿Cómo ha sido el proceso de creación de la Marcha “La Esperanza”? El proceso ha sido por referencias sobre el carácter de la Hermandad, más que por el conocimiento directo de la misma. Las referencias han sido la Virgen de los gitanos, que nunca pensaría que estuviera en San Andrés, ya que antiguamente siempre he considerado esta parroquia como muy seria, para que en ella hubiera una hermandad alegre. Ha sido ponerse a trabajar, y como dice el célebre dicho: “cuando venga la inspiración, que me coja trabajando.

“La Esperanza” es una marcha atrevida y singular, como ya lo habían sido otras suyas anteriores ¿Es posible innovar en un género tan conservador como la marcha de procesión? Si, bueno, creo que todas mis marchas tienen un sello, pero todas a la vez tienen una diferencia. Innovar es posible, pero depende también un poco de la suerte. Siempre es posible innovar. En cuestión de las marchas de procesión lo que hay que tener cuidado es con la repetición, con repetirte a ti mismo. La verdad es que vosotros los cofrades me habéis obligado a hacer mucho trabajo en poco tiempo, hasta el punto de en ocasiones no saber si algo era de otra marcha y me estaba repitiendo. Las cosas hay que pensarlas, cuidarlas y retocarlas mucho para que sean originales, y esta ultima época ha sido ya de no poder pensar…

¿Qué recuerdos guarda de la Semana Santa cordobesa? Uy, casi no me acuerdo de ella. Recuerdo la hermandad del huerto, a la que yo pertenecía, al ser la de San Francisco, cerca de donde vivía. Te estoy hablando de los años cuarenta, cuarentaitantos. Luego después estuve con mi mujer, pero no recuerdo que día, porque íbamos de paso a Sevilla. Eso sí, el año pasado pude comprobar el grandísimo cambio que ha dad ola Semana Santa, en cuanto a seriedad, organización.

¿Qué recuerdos guarda de la música en aquella córdoba de su niñez y adolescencia? Guardo unos recuerdos que no puedo recordar. No he vuelto a ver a ninguno. No he vuelto a ver a ninguno, absolutamente a ninguno, ni a los más ni a los menos destacados. Yo llegué a tocar en la capilla de la hermandad de la Misericordia cuando la dirigía don Luis Serrano. No recuerdo lo que tocábamos, aunque sí recuerdo una misa que se tocó por la noche, en plan concierto, donde se coló con un timbalazo: ¡bouuum!, y del golpe se caía San Pedro, (risas). A diferencia de ahora, donde los curas dicen que lo que más le ha gustado de un concierto es “Fiesta Taurina” (Refiriéndose al homenaje que le tributó “amigos de las Posadillas” el pasado Diciembre de 2007 en Capuchinos, donde se interpretaron sus marchas de procesión, y éste único pasodoble) recuerdo al mentor de todo aquello que era don Francisco Melguizo.

¿Cree conveniente la existencia de bandas como la de nuestra cofradía? Sí, sí, sí. Claro que sí que lo creo conveniente. Es más, lo que veo conveniente es que se cuide, y que se trabaje y se pula, que se ensaye. Se dice que “La banda pesa”, pero yo nunca he tenido problema en que la banda sea más ligera. Todo es cuestión de pulirlo mucho, sobre todo en el tipo de bandas como la vuestra, donde hay gente alguna profesional, semiprofesional y aficionados.

¿Cómo se ha sentido más realizado, como instrumentista con su violín, como musicólogo posteriormente cuando se encargó del archivo y programación en la radio, o como compositor? Ahora me estoy dando cuenta de que como compositor. Aunque ya he llegado al cenit, y no creo que haga muchas cosas más. Aún así, la época de violinista fue muy innovadora, muy entusiasta, con la creación de la orquesta de Radio Televisión Española. La época de radio fue una época muy fructífera y edificante, ya que fue muy bonita la relación con la música y los músicos.

¿Conserva su violín? No. No, no, no. Lo conservé durante ocho años, pero en vista de que no podría tocar, lo vendí. Los instrumentos se hacen para tocarse, no para estar en un rincón, en un estuche. Un instrumento se pierde así. Lo vendí.

Alguna anécdota del mundo de la música graciosa, simpática… Como yo no soy un hombre gracioso y simpático, ahora mismo no recuerdo ninguna. Habrá miles, de entre todo lo que he vivido, nuestros viajes al extranjero, América, habrá muchas, pero ahora mismo no recuerdo ninguna.

¿Considera que las cofradías valoran y aprecian el trabajo, esfuerzo y cariño que hay detrás de cada marcha? No. Sinceramente, no. El trabajo lo valoráis vosotros, los músicos. A mí me han llegado a decir con alguna marcha incluso que me la podía haber ahorrado (Niña Guadalupe) aunque no creo que sea para tanto. Lo valoráis vosotros.

¿De dónde nace la inspiración? Es una incógnita. (Piensa). Es una incógnita. Hombre, tu sí, recuerdas algo, pero sobre todo es trabajo, trabajo y trabajo. Tu recuerdas algo, y piensas: haría esto, pero sobre todo es trabajo, trabajo y trabajo.

¿Qué opinión le merece la marcha procesional que se compone ahora? Bien. Lo que pasa es que yo no conozco el mundo. Estoy muy apartado del mundo de la marcha de procesión. Yo trabajo, bueno, en realidad me hacéis trabajar. Sabéis donde vivo, en Madrid, y estoy muy apartado, y yo lo que hago es trabajo, trabajo y trabajo. Valoro más a vosotros, que sois los que estáis haciendo por la música y por la música cofrade estáis haciendo lo indecible, con entusiasmo, con dedicación, desprendidos…

Sus compositores favoritos son: No tengo. (Rotundo. Silencio). He analizado, he revisado, estudiado las obras más significativas: las marchas de procesión he estudiado “Soleá dame la mano” y “Amarguras”, pero después ya no tengo más referencias. En música clásica, Beethoven, sobre todos los demás.

Su música es puro sinfonismo ¿Es posible el sinfonismo en banda, o es necesario una orquesta completa para poderlo llevar a cabo? Yo cuando compongo, me baso en la orquesta. Siempre en la orquesta. Siempre pienso en el quinteto de cuerda, que es la base de la orquesta para componer. Además con gran facilidad. Ahora mismo estoy haciendo una obra para orquesta, y se me va la pluma escribiendo. Sin embargo, como decíamos antes, la banda pesa, pesan los instrumentos y los sonidos de la banda. La banda cuando emite, tarda en sonar, y eso supone un esfuerzo al director, sin embargo la orquesta vuela. Un pasaje de cuerda, las trompas…  la orquesta no cabe duda es el cénit musical. Aún así una banda es una banda y una orquesta es una orquesta, no son lo mismo y el tratamiento no es el mismo.

¿Algo más que añadir? Añadir que estoy encantadísimo de estar con vosotros, que es muy edificante estar aquí con vosotros, aunque sois unos pesados (risas) y algunos como Alfonso Manuel Muñoz Rodríguez, me hacen trabajar, trabajar y trabajar. Trabajar mucho, de lo cual me alegro. Han sido unos dos años muy edificantes. Y después de él habéis sido vosotros, Huelva, Málaga,… ¿Por qué la música que no se escribe dónde va? Se pierde…

Los comentarios están cerrados.